(I)
Cuando te encuentre, la felicidad me conducirá al descanso
Donde podré abrazarte sin miedos, prejuicios ni culpas.
Sabiendo que me amas profundamente, con alma y vida.
Hallar verdadero amor en un hombre, es para mi cual escalar la montaña más alta: Cuesta horrores, lastima manos, rodillas, pies, huesos, corazón, alma…
Gran mayoría me ha dejado exhausta, buscando hacia arriba con ahínco, viendo en ellos la cima que tanto soñé, donde poder simplemente descansar en un fuerte abrazo…
Pero sólo encontré vacío y caí, rompiendo mi alma gravemente en añicos, sin que a nadie más que a mis amigos les importara…
No sé cómo me sobrepuse, y sigo soñando conque algún día llegarás a mi…
Tú, mi cima, mi descanso, mi Paz, mi Paraíso correspondido.
Parecen mil años, realmente estoy cansada de escalar,
pues considero que el agotamiento si es acumulativo.
Pero algo en mi corazón dice que pronto te encontraré en nuestro paraíso posible.
Donde podré corresponderte, ser y hacerte realmente feliz.
* * * *
(II)
Imagino ese último instante cual si fuera un presente:
Miro hacia abajo, y ya no puedo distinguir el suelo donde comencé a escalar.
Parece que han transcurrido miles de años, desde entonces…
El cansancio se apodera de mí mientras escalo ciegamente, sin saber hasta donde, cuando ni como terminará este frío y desolado calvario montañoso….
Resbalan por un momento mis pies sangrantes de tanto subir, y quedo colgando del abismo sólo de mi mano izquierda.
Respiro hondo, saco fuerzas no sé de donde, y estiro todo mi brazo derecho, para continuar.
Sólo siento aire, ya no hay más rocas, ni me atrevo a mirar hacia arriba.
Espero unos instantes; mi mano izquierda agotada y temblorosa.
Estiro un poco más el brazo derecho, espero un segundo, dos, tres… Nada.
Entonces, comienzo a buscar más montaña que escalar con aquél mismo extremo que mantengo en alto.
No encuentro nada, ni tampoco me atrevo a mirar hacia arriba…
Justo cuando estoy a punto de soltarme, para caer al vacío por última vez y hacerme añicos, siento tu mano sosteniendo la mía: Fuerte, cálido, suave…
Me ayudas a subir, en un instante que parece eterno.
Respiro hondo una vez más, tomo coraje, y levanto mi mirada para encontrar tus ojos posados en los míos con infinito amor.
No puedo creerlo! Después de tantos años, de tanto escalar, caer, romperme y volver a intentarlo…
Cuando menos lo esperaba, aquí estás, salvándome, sosteniendo mi mano, ayudándome a llegar por fin a esta cima de tu amor.
Tantas noches soñando con este momento: Llegar a tí, mi verdadero amor, quien me cuida, se preocupa y me corresponde como ningún otro.
El lugar es espectacular: cálido, soleado, verde, floreado, perfumado…
Repleto de color, aire puro, sol y exquisitos frutos permitidos sólo para nosotros dos.
Me quedo mirándote sin poder creer cuán hermoso eres, por dentro y por fuera.
Te abrazo fuerte, y al contacto, parece que te conociera de toda la vida.
Acaricias mi rostro, secas mis lágrimas de felicidad, me miras a los ojos y me besas con el más exquisito sabor a miel, vainilla y menta en tu aliento… Simplemente perfecto.
Respiro hondo una vez más y caigo inconsciente entre tus brazos.
Agotada, luego de tantos años de esfuerzo, comprenderás, amor: Sólo necesito descansar en tus brazos.
Sentir que besas mi frente, mis labios, mi cuello, y acaricias mi pelo sobre tu pecho.
Estaré así, abrazándote simplemente, dormida sobre tí, no sé por cuanto tiempo…
Puff!! De veras sí, necesito descansar tranquila, en Paz, por un rato…
Cuando despierte, lo sé, tu rostro será lo primero que veré, justo como cuando llegué por fin a tu hermosa cima…
Seré una mujer nueva para tí: Hermosa cual una Diosa, fuerte como una leona, y ardiente como lava, para amarte por siempre, y hacerte felíz, sí, a tí: te lo mereces.
Tantos años escalando, luchando, peleando por amor, lastimándome en el camino hacia encontrarte…
No podrás imaginarte ni en un millón de años cuánto te amo y te necesito.
Por la sencilla razón de que tú realmente me amas a mí, ya no será necesario que escales esa horrible montaña, del otro lado: Puedes descansar tú también en mi beso y mi abrazo cuanto quieras: Aunque no lo creas, sé perfectamente por todo lo horrible que has pasado hasta encontrarme….
Descansa, amor mío! Ya no tienes que sufrir: por fin nos hemos encontrado!
Al despertar, renaceremos: Hermosos, fuertes, apasionados de igual manera el uno por el otro: Valorándonos por el sólo hecho de saber cuán difícil ha sido para ambos encontrarnos…
Seremos felices al mismo tiempo: Soy leona y cristal sólo en tus brazos, para siempre…
Te amaré en cuerpo y alma cada día y noche de mi existencia, sorprendiéndote gratamente a cada paso.
Nadie puede amarte más que yo, porque nadie jamás en la historia de la vida humana ha escalado por tanto tiempo, ni sufrido tantas heridas; por encontrarte:
Eso convierte tu venida para mí en un milagro infinito, que debe cuidarse y hacerse felíz por el resto de la eternidad. Mi cima, mi descanso, mi Paraíso humano, mi Paz. Te amo más que a nadie en este mundo, en verdad, sí.
Para siempre.
©Meg March; Noviembre de 2012.